viernes, 21 de junio de 2013

Tus Pies Y Tus Manos (Poema para los compañeros de Ituango)

                                                   La madrugada llega y con ella te levantas,                                                               
amor por la tierra y por tu gente
amor por el agua y la vida,
todo esto a abrir los ojos te motiva.

El azadón, el machete haz de agarrar,
un nuevo día de trabajo ha llegado,
las semillas tienes que esparcir después de la tierra arar,
y consentirlas como si de tus hijos se tratara.

Después de un tiempo tu esfuerzo empieza a aflorar,
ya vez el sustento para tu familia llegar,
así como tu hermano pescador del río los peces debe sacar
para a los suyos poder alimentar.

Y qué decir de tu hermano minero,
a los ríos un día de buena suerte debe rogar
o a la tierra y a la retro que un poquito de oro deje escapar,
para un día más a la vida poderle robar.

Vida fácil no es,
sacrificarse mucho con el sol sobre tu cabeza,
superar grandes dificultades para poder proteger la cosecha,
pero son cosas pequeñas pues es más grande tu fortaleza.

Hoy te enfrentas a duros momentos,
vienen grandes máquinas y todo van destruyendo,
epm los envía para sus riquezas agrandar
sin importar que por eso pierdas tu sustento.

Después de que el estado envía sus hombres a reprimir
no has tenido otra opción que resistir,
hoy has venido a buscar solidaridad en Medellín,
y has caminado muchos días para proteger los ríos y la tierra que te dan de que vivir.

Tus hermanos y compañeras en esta ciudad,
aunque aún pocos seamos,
queremos dar nuestros esfuerzos
para tu meta acompañarte a alcanzar.

Y después de este objetico cumplir,
un poco más allá queremos avanzar
y una nueva sociedad poder construir,
donde sean hombres y mujeres trabajadores los que definan el rumbo a seguir.

Jorge C.

"El Precio del Progreso" por Boaventura de Sousa Santos

Con la elección de la presidenta Dilma Roussef, Brasil quiso acelerar el paso para convertirse en una potencia global. Muchas de las iniciativas en ese sentido venían de atrás, pero tuvieron un nuevo impulso: Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente, Rio+20 en 2012, Mundial de Fútbol en 2014, Juegos Olímpicos en 2016, lucha por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, papel activo en el creciente protagonismo de las “economías emergentes”, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur), nombramiento de José Graziano da Silva como director general de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2012 y de Roberto Azevedo como director general de la Organización Mundial del Comercio a partir de 2013, una política agresiva de explotación de los recursos naturales, tanto en Brasil como en África, principalmente en Mozambique, fomento de la gran agricultura industrial, sobre todo para la producción de soja, agrocombustibles y la cría de ganado.
Beneficiado por una buena imagen pública internacional granjeada por el presidente Lula y sus políticas de inclusión social, este Brasil desarrollista se impone ante el mundo como una potencia de nuevo tipo, benévola e inclusiva. No podía, pues, ser mayor la sorpresa internacional ante las manifestaciones que en la última semana sacaron a la calle a centenares de miles de personas en las principales ciudades del país. Si ante las recientes manifestaciones en Turquía la lectura sobre las “dos Turquías” fue inmediata, en el caso de Brasil fue más difícil reconocer la existencia de “dos Brasiles”. Pero está ahí a ojos de todos. La dificultad para reconocerla reside en la propia natureza del “otro Brasil”, un Brasil furtivo a análisis simplistas. Ese Brasil está hecho de tres narrativas y temporalidades. La primera es la narrativa de la exclusión social (uno de los países más desiguales del mundo), de las oligarquías latifundistas, del caciquismo violento, de las élites políticas restrictas y racistas, una narrativa que se remonta a la colonia y se ha reproducido sobre formas siempre mutantes hasta hoy. La segunda narrativa es la de la reivindicación de la democracia participativa, que se remonta a los últimos 25 años y tuvo sus puntos más altos en el proceso constituyente que condujo a la Constitución de 1988, en los presupuestos participativos sobre políticas urbanas en centenares de municipios, en el impeachment del presidente Collor de Mello en 1992, en la creación de consejos de ciudadanos en las principales áreas de políticas públicas, especialmente en salud y educación, a diferentes niveles de la acción estatal (municipal, regional y federal). La tercera narrativa tiene apenas diez años de edad y versa sobre las vastas políticas de inclusión social adoptadas por el presidente Lula da Silva a partir de 2003, que condujeron a una significativa reducción de la pobreza, a la creación de una clase media con elevada vocación consumista, al reconocimiento de la discriminación racial contra la población afrodescendiente e indígena y a las políticas de acción afirmativa, y a la ampliación del reconocimiento de territorios y quilombolas [descendientes de esclavos] e indígenas.


Lo que sucedió desde que la presidenta Dilma asumió el cargo fue la desaceleración o incluso el estancamiento de las dos últimas narrativas. Y como en política no existe el vacío, ese terreno baldío que dejaron fue aprovechado por la primera y más antigua narrativa, fortalecida bajo los nuevos ropajes del desarrollo capitalista y las nuevas (y viejas) formas de corrupción. Las formas de democracia participativa fueron cooptadas, neutralizadas en el dominio de las grandes infraestructuras y megaproyectos, y dejaron de motivar a las generaciones más jóvenes, huérfanas de vida familiar y comunitaria integradora, deslumbradas por el nuevo consumismo u obcecadas  por el deseo de éste. Las políticas de inclusión social se agotaron y dejaron de responder a las expectativas de quien se sentía merecedor de más y mejor. La calidad de vida urbana empeoró en nombre de los eventos de prestigio internacional, que absorbieron las inversiones que debían mejorar los transportes, la educación y los servicios públicos en general. El racismo mostró su persistencia en el tejido social y en las fuerzas policiales. Aumentó el asesinato de líderes indígenas y campesinos, demonizados por el poder político como “obstáculos al crecimiento” simplemente por luchar por sus tierras y formas de vida, contra el agronegocio y los megaproyectos mineros e hidroeléctricos (como la presa de Belo Monte, destinada a abastecer de energía barata a la industria extractiva).
La presidenta Dilma fue el termómetro de este cambio insidioso. Asumió una actitud de indisimulable hostilidad hacia los movimientos sociales y los pueblos indígenas, un cambio drástico respecto a su antecesor. Luchó contra la corrupción, pero dejó para los aliados políticos más conservadores las agendas que consideró menos importantes. Así, la Comisión de Derechos Humanos, históricamente comprometida con los derechos de las minorías, fue entregada a un pastor evangélico homófobo, que promovió una propuesta legislativa conocida como cura gay. Las manifestaciones revelan que, lejos de haber sido el país que se despertó, fue la presidenta quien se despertó. Con los ojos puestos en la experiencia internacional y también en las elecciones presidenciales de 2014, la presidenta Dilma dejó claro que las respuestas represivas solo agudizan los conflictos y aislan a los gobiernos. En ese sentido, los alcaldes de nueve capitales ya han decidido bajar el precio de los transportes. Es apenas un comienzo. Para que sea consistente, es necesario que las dos narrativas (democracia participativa e inclusión social intercultural) retomen el dinamismo que ya habían tenido. Si fuese así, Brasil mostrará al mundo que sólo merece la pena pagar el precio del progreso profundizando en la democracia, redistribuyendo la riqueza generada y reconociendo la diferencia cultural y política de aquellos que consideran que el progreso sin dignidad es retroceso.





Boaventura de Sousa Santos
Doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universidad de Coímbra

lunes, 3 de junio de 2013

Comunicado a la VII plenaria de la MANE.

La MANE, desde sus inicios, fue pensada como un espacio plural, incluyente y diverso en donde múltiples subjetividades encontraran un lugar propicio desde el cual construir e impulsar la educación que queremos, una educación que responda, efectivamente, a las necesidades reales del país. Por definición un espacio amplio como éste es fundamental para el encuentro y la lucha de todos los estudiantes –inicialmente-, y como un espacio que también posibilite el trabajo conjunto con los demás movimientos sociales e iniciativas ciudadanas. Todo esto teniendo claro que los disensos también son parte fundamental para la construcción de una propuesta de ley realmente incluyente.

Reconocemos que la protesta se desarrolló producto de las espontaneidades cohesionadas que encontraron en la MANE un lugar idóneo donde eran escuchadas, alcanzando un punto máximo con la derrota de la propuesta de reforma a la ley 30. Lastimosamente el ejercicio posterior, la propuesta, ha ido debilitando el espíritu de la MANE, sacando a la luz sus múltiples falencias.

Estas falencias han salido a flote, por ejemplo, en la forma en la que se han manejado las mesas de trabajo, éstas no pueden ser vistas como un ejercicio realmente democrático si, como ha sido evidente, aplastan los distintos disensos. Hay un trabajo fuerte generado desde distintas voces, trabajo que ha estado enmarcado en el compromiso y la responsabilidad académica, trabajo que no puede ser desconocido con el argumento, insostenible, de que en esta VII plenaria se vino a aprobar una serie de cuestiones que, supuestamente, ya han sido previamente discutidas. Los consensos han dejado de ser verdaderos ejercicios de inclusión y han sido utilizados, por el contrario, para torpedear e imponer decisiones.

La falta de un ejercicio de reconocimiento de las propias incapacidades ha generado la falsa sensación de que aquello de lo que se habla es toda la verdad.
Igualmente, nos pronunciamos frente a la falta de contacto con la base, la sociedad y sus problemas. Estos elementos no pueden quedar al margen de nuestra discusión ni se puede asumir que han sido realmente abordados
Toda esta realidad ha estado presente desde hace mucho tiempo, y es la que precisamente ha ocasionado que, después de un año de aparente construcción, hoy por hoy en las mesas de trabajo se discutan varios de los temas que se suponían finiquitados.

A pesar de todo ello, permanecemos con la esperanza de ver una transformación en el espacio, y esa es la razón y la motivación del presente comunicado. Asimismo, Tenemos conciencia de la dureza de las presentes afirmaciones, pero son las que consideramos claves para iniciar un proceso de autocrítica y reestructuración de las dinámicas de esta plataforma que, además, tiene muchos de los elementos necesarios para alzar una verdadera lucha con respaldo, con firmeza, nacida de las expectativas alrededor de una educación que se acople a nuestras necesidades. Reconocemos también los esfuerzos que se han hecho en el presente plenario para construir una táctica y una agenda de movilización sustentada en la re-creación y dinamización los espacios locales y regionales, hacemos un llamado a los integrantes de la MANE a cumplir efectivamente con los compromisos desarrollados a partir de los debates generados en el presente plenario.

La tarea es ardua, no obstante nos comprometemos a seguir construyendo la lucha estudiantil porque la transformación no se logra sobre la base de la división sino sobre la base del trabajo colectivo y coordinado.

Fraternalmente,

Colectivo Desde el 12.

La Direkta Colectivo de Comunicación Popular

Mesa Distrital de Artes de Bogotá - MEDIA

Colectivo Comunicativo La Piedra en el Zapato

Colectivo de DDHH Jesús María Valle Jaramillo

Colectivo ICARIA.

Oficina Estudiantil de Ingeniería - Universidad de Antioquia

Organización Estudiantil – Politécnico Jaime Isaza Cadavid – MAREA

Colectivo de Estudio y Trabajo Universidad Pública Resiste.

Comuna Universitaria.

Víctor Correa - Comunidad 32 – MAREA

Erika Prieto - MAREA

Sergio Hernández - Consejo Estudiantil Socioeconomía - Univalle

Evelyn Loaiza - Lxs de Artes - MAREA

Gabriel Jaime Valencia - Identidad Estudiantil - MAREA

Juan Felipe Orozco - Lxs de Artes – MAREA

Sara Mazuera - Lxs de Artes - MAREA

Harrison Agudelo - 60 segundos – MAREA

Juan Arango - 60 segundos – MAREA

Jhon Cabrera – Colectivo de Estudio y Trabajo.

Joan Giraldo - Oficina de Asuntos Estudiantiles – MAREA.

Cristian Guzmán - Red Nacional de Estudiantes de Derecho.

Santiago Salinas - Oficina de Asuntos Estudiantiles – MAREA.

Dania Barrios - Colectivo Base Estudiantil – Universidad del Tolima.

Germán Fontecha Herrera - Universidad Industrial de Santander.