Hace un año la universidad estuvo inmersa en una coyuntura debido a la reforma a la ley 30, que regula la educación superior en el país, presentada por el gobierno de JuanMa Santos. Debido las protestas de la comunidad universitaria del país, el proyecto de reforma se paró, con la promesa de que se cumplirían unas garantías para la construcción de un nuevo proyecto de ley que se adecué a las necesidades del pueblo colombiano y que salga de éstos, con el liderazgo de los estudiantes.
Es innegable que de alguna manera éste hecho concentró la atención de los estudiantes universitarios en el problema estructural de la educación pero hoy no podemos olvidarnos que el problema no se presenta aislado de la sociedad en general y de sus problemas. Es por eso que hoy vemos de vital importancia tratar el problema agrario en Colombia, como un problema estructural que viene desde la colonia, que con la independencia cambia ciertas formalidades pero no lo resuelve. El conflicto social y armado en Colombia tiene raíces en el problema agrario y en el sector rural, que son los que sostienen este conflicto. Terratenientes y Paramilitares, Latifundio y Especulación de la tierra, Poder Político y Corrupción, Minifundio y Campesinos, Despojo y Desplazamiento, Feudalidad y Capitalismo. Todas estás palabras encierran en gran parte el problema agrario; no vamos a teorizar sobre esto, por lo menos por ahora. Mostremos lo concreto, los hechos, cifras:
- Actualmente el 77% de la tierra está en manos del 13% de propietarios, pero el 3,6% de éstos tiene el 30% de la tierra.
- El 80% de los pequeños campesinos tiene menos de una Unidad Agrícola Familiar (UAF), es decir que son microfundistas.
- Se calcula que 6,6 millones de hectáreas fueron despojadas por la violencia en las últimas dos décadas, esto es el 15% de la superficie.
- El 55% de los campesinos pobres nunca ha recibido asistencia técnica.El 85% de la población carece de alcantarillado.5,8 millones de hectáreas (más de lo que hay sembrado en comida) han sido otorgados dentro de los 9.000 títulos mineros vigentes y hay 20.000 nuevas solicitudes.
- En la violencia de los años 50 se perdieron 383.000 hectáreas.
Consecuencias del problema agrario las vivimos a diario, las vemos en la casa, en la calle, en la universidad. El 41% de los colombianos se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria, lo cual nos lleva a pensar qué es seguridad y soberanía alimentaria. Pues hace algunos años el expresidente George W. Bush que la agricultura y los alimentos era un asunto de seguridad nacional, por su vital importancia, entonces es obvia la importancia de la producción y abastecimiento de alimentos que cobra en un país (si hasta georgito se dio cuenta a pesar de su enorme sagacidad y su inteligencia). En el 2011 la importación de alimentos y bebidas en Colombia era de US$2.849 millones; pero esta cifra sigue en aumento por cuenta de los TLC´s, que en el primer trisemestre del año 2012 ha aumento 50% con respecto al anterior año. Colombia importa desde maíz amarillo, aceites vegetales, sorgo, cebada, carne, frutas, pasando por productos lácteos, hortalizas y hasta café. Esto nos pone en una cuestionada condición de soberanía alimentaria, porque realmente no existe. Las cifras del desplazamiento son alarmantes, Colombia tiene entre 4 y 6 millones de desplazados por la violencia ilegal y legal, por cuenta de los ejércitos privados de los terratenientes criollos. La posesión de grandes extensiones de tierra sigue siendo objeto de especulación económica y ésta posesión da un enorme poder político en el país. La no democratización de la tierra (“tierra para quien la trabaja”), ha hecho que Colombia viva en un atraso económico tenaz, especialmente en el sector rural donde se sienten relaciones feudales todavía (el señor feudal equivalente al terrateniente criollo con ejércitos privados y los siervos equivalentes a los campesinos, atados a la tierra y a los terratenientes que poseen el poder económico y político en la región).
La Universidad poco ha hecho en lo concreto para cambiar está realidad; excepto por estudios académicos que sustentan una realidad que la viven millones y uno que otro proyecto con los campesinos. Pero la realidad es que el grueso de las investigaciones y proyectos productivos están enfocados en los monocultivos (caña, palma, café) que generan violencia, precarias condiciones laborales y el acaparamiento de la tierra; investigaciones sobre la minería (locomotora en este gobierno). En general la investigación no está dirigida para darle solución al problema agrario. Como estudiantes que nos formamos en distintas disciplinas debemos apropopiarnos de la realidad decadente de nuestro país y transformarnos en sujetos que en los hechos trabajen por una transformación del país hacía una sociedad más justa. Es un deber de la universidad acercarse a la realidad del pueblo para junto con éste avanzar a un cambio, pero no es acercarse al pueblo como si éste fuera un extraño a la realidad universitaria, sino acercarse como que éste es la razón de su existencia. La educación que necesitamos es una educación nacional científica y al servicio del pueblo.