lunes, 10 de diciembre de 2012

Mercantilizando la educación.

Respecto al nuevo formato del examen de admisión el la UNAL 

La educación sigue siendo un mercado en el que los dueños deciden que vender, para que los que compran se conviertan luego en sus empleados y a bajo costo. La decisión  de la UNAL de reformar el examen de admisión, no permitiendo que se decida la carrera a la que se presentara la persona, de forma previa al examen, acerca este proceso mucho más al supermercado, porque, depende del puntaje, como depende del dinero en un supermercado, lo que se puede comprar, en este caso estudiar. Muchos serán obligados a escoger algo que no les guste porque como la mayoría de personas con un sueldo mínimo no pueden comprar los productos que desean o de la calidad que necesitan, sino compran lo que les alcanza. 



Esta medida es una prueba más del neo-liberalismo que ha invadido los espacios de la vida;  llegando a la educación, un factor que ayuda a determinar el proyecto de vida de una persona. Es difícil comprender como la educación no se respeta como un derecho sino que es un privilegio que pocos pueden tener,  ya sea porque tengan la capacidad adquisitiva o las oportunidades para demostrar un supuesto "mayor coeficiente",  medido por unos puntajes de un examen que divide aquellos que por sus "capacidades" pueden estudiar y aquellos que soñaran con hacerlo pero la vida y el sistema no les permitirá realizar sus sueños. Esta es la cruda realidad. 

                                                          


Pero el supermercado se ha agrandado ahora se venden sueños, ilusiones, vidas y hasta "felicidad". Este gran supermercado en el que se ha convertido la vida de la personas, ofrece no solo educación también salud, esta última también depende de cuanto se pueda gastar el "consumidor". La vivienda también hace parte de los productos, aunque el Estado dueño del supermercado hace buena propaganda "subsidiandola" y dando algunas gratis (baratas para no perder mucho) a aquellos que les es difícil adquirirla,  de esta manera muestra lo buen administrador que es del negocito. Hay otros productos pero, OJO hay que tener en cuenta que son de lujo,  como el arte, los viajes, el empleo y otras cosas que endulzan la vida. Pero tranquilos que aquellos que no los puedan conseguir pueden tener una vida amarga, pero siempre van a tener la ilusión de alcanzar estos beneficios a través de un reality, la delincuencia o un nuevo presidente que administre mejor el negocito. Un presidente que de mayores promociones y no se reserve el derecho de admisión al supermercado. Así nunca se deja de soñar y vemos la desigualdad como algo pasajero o normal pero creemos que algún día nosotros o nuestros hijos tendrán el poder adquisitivo, y esto serán puras ilusiones y  poca realidad, mientras no se luche por cambiar las cosas.